La lluvia limpia. El fuego purifica.
El mar arrastra con sus olas todo aquello
que menos importa.
Todo eso que nos hace estar en el pasado
y en el futuro.
Todo aquello que nos impide VER
el presente.
El mar es la base, la vuelta a lo
natural, a lo necesario, pero lo
necesario de verdad. Honestamente.
El mar podría ser evasión, puede.
ser. ¿Quién sabe?. Yo me conformo
con la paz que me deja cuando
se lleva todo eso que irrita y
no deja ver aquello que realmente
importa. La base. El suelo sobre
el que se cimenta mi vida.
No necesito nada más.
El mar, como ese amigo que
siempre regresa, justo a tiempo.
¿Cómo puedo sentirme tan ligada
al mar cuando me he criado en
pleno interior?
¿Puede ser porque quizá muchos
de los momentos más claves de
mi pasado los viví en la playa?
¿Será que también, al mismo
tiempo que "lava", también recuerda
quién solía ser?
Sigo llena de preguntas.
La mayoría no sé contestar.
Quizá ni siquiera estén bien formuladas.
Probablemente sea la clave.
Quiero dejar ir la rabia.
Quiero dejar ir la impotencia.
Quiero dejar aquí mi miedo a
equivocarme tomando una
de las decisiones más importantes
de mi vida actual.
Quiero dejar aquí todo lo que
me lastra y no me deja avanzar.
Todo lo que me impide retomar
las riendas de mi vida.
Que el agua se lo lleve todo.
Que el miedo se lo lleve.
Y que no lo devuelva.
Y si lo devuelve, que me
den las fuerzas que ahora no tengo.
Las fuerzas necesarias para
parar. Para pensar. Para reflexionar
y decidir.
Para vivir. Y no esperar a pasar
la vida. A ver pasar la vida sin más.
Quiero poder actuar. PODER
con las consecuencias de las acciones,
mis acciones y mis decisiones.
Quiero querer lo suficiente-
mente fuerte como para HACER.
Mi aportación a la obra conjunta.
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